Estoy siendo sincero cuando digo que tengo lo que quiero.
Estoy siendo sincero cuando digo que no tengo lo que quiero.
Estoy siendo sincero cuando digo que no tengo lo que quiero.
La conformidad, estabilidad emocional y satisfacción no son los atributos más definitorios de mi carácter.
El problema no trata de no ser feliz sino que este radica en serlo y sin embargo no saber apreciarlo, valorarlo, disfrutarlo y estar satisfecho con ello. Cuando llegamos a este punto entran en juego otra serie de factores y es que no es nuestra culpa puesto que pasan la vida repitiéndonos que busquemos la felicidad pero nadie nos dice cómo es, qué hemos de sentir cuando nos hallemos en ella y como disfrutarla. Estoy seguro que eso que tanto he de buscar lo estoy viviendo, pero me da miedo gritarlo por miedo a romperlo. Ha venido a mí sin ser avisado y ahora tengo tanto entre mis manos que no sé cómo arreglármelas para no caerlo. Voy a ser cuidadoso y dejarlo llevar, ser persistente y astuto, engañar al miedo y la desconfianza, adelantarme al futuro y crear presentes a mi favor.
A veces creemos que huir es el remedio de todo, pero ¿cómo huir de uno mismo? Si no consigues esto nunca dejarás atrás eso que ansías evadir o eludir. Quizás afrontarlo sea duro pero más inteligente que apartarlo todo y esconderlo en un lugar que tarde o temprano se cruzará en tu camino.
Hablo desde la comodidad, he encontrado mi rincón y lugar de paz y no me refiero a un donde metafísico. Desde aquí me atrevo a decir que vale la pena la espera, la esperanza, la lucha de tú a tú, de yo a yo, de ser a estar y de creer en lo que no se sabe que existe porque cuando encuentras lo que no buscas, dejas de ansiar lo que no necesitas.