jueves, 27 de noviembre de 2014

Tiempo al tiempo.

    Se hace de noche bajo la luz de un flexo que solo ilumina el rincón de una mesa llena del desorden de una mente desesperada. Ahí queda reflejada toda la belleza de no encontrar sentido a nada y del no saber qué hacer con el tiempo. (Suspiro) el tiempo…tan amigo de sus amigos y tan enemigo de sus enemigos. Sus fieles seguidores le corren y le paran, pero nunca le esperan. Sus sueños saben a pérdidas y sus esperanzas a vida. Yo dejé de darle valor con el ánimo de conseguir evadir su presencia pero lo veo, y ahora no soy capaz de borrarlo. Él me ha hecho lo que soy pero también lo que no. Buscar lo metafísico sería hallarlo donde quiera que voy pero no tengo necesidad de buscar lo que es obvio, lo que sé que se va y no vuelve. Todos llaman tiempo al tiempo y dejan que vuele la imaginación pensando en él, en su paso leve entre manos recién lavadas.

    Me da miedo pensar. Yo no llamo tiempo al tiempo, lo llamo vida y su paso queda en un lugar sin retorno, tan manifiesto de confesiones que podría llamarse puro, tan hambriento de vida que acabará devorándolo todo. Finales funestos a deseos. Horrores a amores eternos. Y a mí me dejó varado entre esquinas del desconcierto para que ubique dónde acabar, pues no tengo más destino que ese, acabar.

martes, 25 de noviembre de 2014

Horas de clase.

    Os hablo desde clase, para ser exacto desde la novena fila. He llegado tarde a clase y he tenido que sentarme aquí, a unos 10 metros de la pantalla y profesor. No veo nada, tengo una gafas que ya me valen de poco pero aun así aquí estoy. Oír de fondo cosas e intentar imaginar la bioquímica o en su defecto los problemas de la misma es un poco complicado. Uso ahora mismo la clase para profundizar en el examen del viernes y en este cuatrimestre, en valorar cómo están sucediendo las cosas y qué hacer para cambiarlas.
    Ves, a tu alrededor gente que refleja seguridad, otros indiferencia pero en cada mirada veo con claridad cosas buenas y positivas respecto a esto, lo académico y universitario. Me pregunto qué verán ellos en mí. Ahora mismo una cabeza agachada escribiendo con cara seria y hombros agachados. Sería muy crítico conmigo desde fuera pero por desgracia me ha tocado vivirlo por dentro y, aquí soy aun peor.
   Hay que valorar el avance, tanto el psicológico como el físico pero ¿qué sucede si uno adelanta al otro?¿cómo vuelves a equipararlos? Para ser sincero siempre me he visto por detrás de mí mismo y ahora todo me queda lejos. Te engañas y sigues con los ojos cerrados deseoso de que cuando los abras veas la meta a un pequeño paso pero, todos hablan del camino, de que es de él de lo que hay que disfrutar y lo que ayuda a crecer pero ¿qué es crecer? 
    Demasiadas preguntas que dicen contesta la misma vida  pero a mi parecer cuando tengas respuesta ya será tarde aunque ¿no es siempre tarde?

lunes, 24 de noviembre de 2014

Metáforas.

    Un amigo me ha mencionado mi gusto por la metáfora, lo que embellece a veces hasta lo que no merece ser retocado. Me gusta evadir la verdad, buscar alternativas a una realidad que aparenta ser y no es pero, es cierto que engaño con palabras que alegran la vista haciéndolas apetecibles a la sensibilidad. 
    Hablaré sin tapujos tal y como fue dormir anoche:
Hubo un momento de demora entre el sofá y la cama, constituido por mi irrefrenable deseo de un café (aunque fuese descafeinado) o una excusa para una galleta pero, el remordimiento del simple sentimiento de gula ya me hizo encontrarme mal así que cuando acabó la película que "veíamos en familia" subí. Me lavé los dientes y la cara, como un recién levantado que busca despertar yo buscaba mis ganas de dormir. Me eché en la cama solo con los calzoncillos y calcetines pues tenía sábanas que solo mi abuela es capaz de encontrar aún y bueno, da un placer inexplicable en esos momentos estar en casa. Intenté hablar por teléfono no sin dejar ver mi mal humor, mi desgana y desplome, mis ansias de arrancar toda una vida de un cuerpo que se marchita a golpes de tiempo que no frena, y claro, eso se vuelve finalmente en mi contra. Lo que dura la conversación dura la luz encendida. Giro mi cuerpo y busco postura en mi cama que, por muy mía que sea hace ruidos que parecen quejas con cada movimiento. Mientras, yo estoy pensando en mis cambios de humor y en si tendré frío esta noche. De tanto darle vueltas parece que me alcanza el sueño cuando escucho a mi madre gritar y seguidamente a mi padre por lo que, salgo de un salto de la cama y corro al pasillo preguntando qué pasaba. Mi padre me contesta que el gato no para de llamarlo desde la puerta, y yo, en vez de enfadarme por el susto miro hacia el suelo y le sonrío. Me voy a mi cuarto y lo llamo, aparto el montón de ropa del sofá y le preparo una toalla por si quiere dormir cerca de mí, mientras espero sus movimientos yo voy a por una colcha para una noche que se adivinaba más fría de lo que parecía. Entro en la cama de nuevo pero diferente, el susto creo que ha liberado una ráfaga de hormonas que han echado una mano a ese humor cambiante y de paso a mis ganas de dormir. Mi gato no para de moverse de aquí para allá, subir y bajar y, como no, morder mis apuntes y ordenador. Intenta lamerse varias veces una herida que hace dos días le curó el veterinario e irremediablemente le escuece, a esto yo le llamo la atención y le amenazo con echarlo de la habitación (yo, hablando con un gato) cansado de esperar que me haga caso me levanto, enciendo la luz y me voy fuera para que salga, viendo que no venía vuelvo a la habitación y lo encuentro en mi silla de estudio sentado esperando verme entrar. Cuando lo hago el gira sobre sí mismo y se echa, yo vuelvo a sonreirle y me tiro en la cama. Pasado un rato mi madre viene a preguntar por él pero nada más verlo se marcha tranquila; yo, relajado parece que dormiré bien pero, justo antes de alcanzar la profundidad del sueño siento que sube a la cama, camina explorando y pisándome para finalmente acurrucarse a mi espalda y compartir la noche conmigo. Vuelvo a sentir ese cambio, no solo en el humor, es algo más, pero volviendo al principio, con mi amigo y las metáforas no lo adornaré y diré simplemente que en ese momento fui feliz y soñé.

domingo, 23 de noviembre de 2014

No más.

    En la soledad encontrarás el reconforte que buscas, las respuestas que ansías y los olores de amargura que a ti te endulzan con tu delicado paladar. Pero no.
    En los versos habrá poesía que alivie tu tristeza existencial pues la belleza lo cautiva todo a su pasar. Pero no.
    En la música habrá paraguas que lluvia atraviesa, que mojará montañas y las hará llorar.
    En su presencia hallarás cobijo al frío eterno, a las noches oscuras y los días sin vino; muy fino, el perfume que cubre tu ropa.
    En el amor un leve destello que penumbra envuelve, que atrae y enmudece, que solo deja escuchar melodiosamente tus pasos al acercarse para finalmente atraparte. Esperanza temporal. Tristeza al final porque siempre, hay final.
    En la muerte. No más.