martes, 30 de junio de 2015

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    En lo más lúcido de mí se reúnen en tertulias dicharacheras mis inquietudes, tratando al desconsuelo. Yo me hallo en la intriga, inconclusa perversión a mi ser, por nadie más que alguien dado a ser yo, que es costra interior de lava y arde.

En costumbre perdí la esperanza que albergaba; supe, y el conocimiento daña.

Roces con la madurez mitigan mis esfuerzos por escabullirme hacia la inocencia, buscando allí el respaldo necesario para saborear el amargor con paladar sordo.

Presente, presente...presente, machaca acezoso mi débil cordura, postrada en sensatez, dispuesta a olvidar. Lamento de un palpitar alegre, que sonroja mis carnes en vergonzoso parecer de padecer.

jueves, 25 de junio de 2015

    Ha venido y cree que vuelo. Salto en gesto de esperanza, ajena pues yo no sueño. Hace símbolo con su cuerpo y planea con alas de carne y hueso. Rompe el aire pero pisa suelo, más duro que de costumbre. Cierra los ojos y corre hacia mí, confía en el colchón de mi pecho y cinturón de mis brazos. Yo, en cambio, me entrego al equilibrio, ese que chapotea sobre hilos de agua, humedeciendo el ambiente e incrementando la necesidad de un encuentro de llama latente, de espera ausente.

Con pañuelos y sin despedida sacamos nuestras almas a bailar ("uno, dos, tres...uno, dos, tres...vuelta"). Crece la intimidad cuando frena el espacio y encajo su cuello en mis labios. Sabor a playa y olor a mimbre, recuerdo de un segundo que no fue tiempo. Complejo de mota, desaparece en ausencia de reflejo con la luz.

Estornudos de media noche se hacen muerte en falta. Perdí la voz arañando su nombre en el sonido, buscando canto para un cuerpo en curva perfecta, en dolor a lo bello. Amor.

jueves, 4 de junio de 2015

Yo.

    Traqueteos de la calle me hacen fisgón y curioso. Mirando encuentro una joven, con rostro en sombra, que zapatea en voz de auxilio. Se mueve engañando a los adoquines en juego escabroso entre sus filos. Palpa las paredes buscando hueco por el que trepar. Mira al cielo ciega, soñando con volar. Salta, sin más, esquivando su propio cuerpo en una caída sin peso, alma, ni siquiera suelo... Sabiéndose metáfora se reverencia ante mí y se hace nota, que en voz soprano comienza a sonar con fuerza en mi cabeza hasta en un gesto de hipo expulso en forma de lágrima, que derrama.

Ahora, tras tanto sentimiento convertido en gesto, he dejado de implorar al vacío en eco. Sin sorpresa, claro y conciso, traigo arraigo del horror y la tristeza.

Vengo a salvarme. Con plegaria y cicatriz  hago dolor de mi súplica, consumiendo el tiempo dado sin renuncia. 

Heme aquí ahora, héroe de novela épica, ante el abandono en un duelo a muerte, sabedor de batallas en mera ilusión de guerra, que sin cuerpo dejó llagas en el in crescendo de una vida hoy anécdota. 

Perplejo ante una estampida de mí, que choca contra su propio ímpetu de supervivencia, me despojo de todo y sublimo, pues amo. 

martes, 2 de junio de 2015

Acuarela.

    Viene, en baño alegre y salino, buscando toalla con sueño de alfombra mágica, a vuelos de niñez y virtud. Solicita espacio en hueco hecho pozo y cae, rendida y somnolienta a espíritu descubierto, yo, cedo mi alma en envoltura.

Habla de lenguajes sin escritura, con tacto que simula enseñanza en cuerpo alumno.
Yo, que soy de débil dormir, ansío cuna en su seno, olvidando lo necesitado humano y siendo silbido entre hojas de papel.

Acuarela borrosa de un pintar novato. Artista de cielo, campiña y brisas, hoy, en retrato de nuca, dibuja la curva que marca el gesto de un beso con deseo de velo.

Ayuno en bruma con secreto de lumbre. Habrá, sin decreto ni ley, un latido en la noche en voz de súplica, pues ruego vivas mientras yo muero (en ti).