martes, 1 de diciembre de 2015

01.12.15

Veo el declive como podría ver el mar,
el descuido de golondrinas y moradores, lo veo;
veo el eco y así tu voz suplica planear.
Como viene el sendero y me atrapa, me lleva, lo veo.
Veo ahondar en lo oscuro, el esquivo reo, manantial
de horas espesas como el olvido, de llaga y encuentro.
Lo veo.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Obra.

Probar a ser como se prueba el alba. Crepúscula expansión de la manera de amarte que, ante los rayos, ponen (quizás) en duda la tonalidad de tus cielos. Claro, de ceguera y tacto, el calor se hace cuerpo y me acecha, yo, siendo conocido malhechor, prendo mis prendas y me dejo prender, en desnudez aparente(mente) pura.

Elegir, como se elige el aire. Mausoleo de espiga y alarde (alambre), donde cupo el lamento del dolor de dolores y huyen los vicios malheridos por la cura ¡MÍRAME! Suspiro el delirio como consciente de mi locura, aunque es mentira, teatro de doble fila, finjo para tu atención que también es aire (oh...mi amor).

Tocar, como se toca la espera. Allá por lo leve de la sombra, nacen los murmullos, crece mi alma y la oigo romper (CRASH...CRASH). Se esconde al retiro (la propia sombra) y vierte las aguas en regadío secreto a tu belleza, que es solemne y viva, como vivo es el que mata y vivo es, el que muere.

Acontecer, como acontece el equilibrio sobre el lienzo. Duro escalofrío sin tiempo ni sensación, que esclarece a borbotones de mi espacio, siendo yo escafandra y el derredor reflejo. Digamos pues, que normalmente soy espejo y, contigo, soy obra. 

martes, 17 de noviembre de 2015

18.11.2015

Quizás busque la paz. Rebusque, en mis bolsillos (quizás) y haga de ellos laberinto de una sola entrada (sin salida). Ande perdido y escondido, como se va el polvo a los rincones quiera yo emigrar, quizás. Puede, sea o no, luz de lugar secreto, camino desmedido y de bello ocupar en tierra de mío andar, yo, atento mirar y despistado silbar, muerdo las telas de los trajes que te atrapan y te ahogan de realidad.

Allá, en el cariño, he oído de bestias y leyendas que tras tanta fantasía afloran y se hacen campo, donde corremos y enfermamos de primavera eterna y frío que se hace escarpada tonalidad de colores trovadores de melancolía (lía...lía...la cuerda al cuello del suicida enamorado, de vidas flotantes y merecedoras. Mecedoras ¿¡nana, amada, nana!?)

¿Y si ocupas mi cuerpo en desmedido amor y yo cedo al esfuerzo y muero sin aire pero pleno? ¿Es muerte lo que me ha dado el amor? O ¿es el amor lo que me ha llevado a la muerte?

Ya no quepo en la onda que surca el aire jurando tu nombre. Ahora verso de las espumas que dejan tus bailes en el agua, cobro tiempo a lo bello, por ser eco con tus reflejo. Ahora, perpetuo lujo de razones a mí dado, te deseo en roce y ruego, como sueño y aleteo profundo de la noche yo te guardo.

Pierdo ¡TODO LO PIERDO! Pues me he vuelto loco y el cuerpo no es cuerpo. He perdido el sentido del sentimiento ¡SÍ! En aquel hueco de razones. A razón única, de ti (ti...ti...tiemblo y no hace frío. No sé, será el viento de tu boca, que es la puerta del vacío, ahora que te he perdido).

jueves, 12 de noviembre de 2015

Reo

Señor. Hoy, señor, te pido en súplica la redención. La absoluta redención y el perdón de la culpa por tolerar mi negativa al amor del amor.
He culpado al ser humano por ser humano, he discriminado la plaga total en el individuo noble y viejo, que lleva en su cuerpo la calumnia de ser presa del desastre (¡ESTE NATURAL!) de los hombres, que en desgracia caemos y en dolor levantamos.
Marchito ¡¿EN ESTE JARDÍN DE LOS MALDITOS?! Soy asesino de luciérnagas y padezco (compadezco) en la oscuridad plena, como pleno es el resquemor (sin lugar, principio ni fin).
¿Dónde van aquellos sin destino aparente, queda acaso el ser vacío e implícito el llorar? (Señor ¡déjame morir en paz!)
Veo despegar la alondra en vuelo tenue y tenaz, allí a su caza furtiva y silenciosa y deseo ser pluma y viento, alegre y eterno. Y ¿por qué no? ¿Y…?
Es menester que dejen mis heridas brotar, soy mártir de libre elección.
¡REO HACIA LA MUERTE!

(((Por las noches, y es apego, surge de lo oscuro OSCURIDAD.
En las noches, siendo ciego, veo un viento que me escucha palpitar.
¡AY! Las noches, hora de deseos y perpetuidad.
Allí en las noche, aleja la vida el sueño y...a soñar.
Noche, tú ¿podrá ser que sea tangible el tocar cuando el tocar(te) no es humano?)))


Él es joven, de literatura, vive en sueños y se deja soñar. Abraza la realidad con un puño y la aprieta...¡LA APRIETA! Ella llora sin ningún malestar. Se sabe viva porque él vive, y conviven, fluyendo y amando (amando odiar). Creen sinceramente pues la sinceridad les hace de la verdad el vértigo para no mirar, en ese fondo, perpetuo, donde no se puede (casi) respirar.

lunes, 9 de noviembre de 2015

A Ana.

Tú, mi muy amada tú:

siento, esquina por esquina (esquina de curva afín), aquello que recorre enmudecido, que calla por callar y que calma su pasar acompasado y de tono sutil (sufrir). En la doblez del propio y esquivo músculo que flexionó nuestras miradas a encuentro. Donde murió la pena.
Recuerpo”, dos veces tú y recuerdo, bosquejo, el humillar al tiempo tan tardío, de tarde plana y tierra en relieve sobre no(¿amedrenta la pena el delirio de corroer mi alma en ejemplo tu estancia ausente?)sotros, tan jóvenes que escapábamos a la inocencia y hacíamos del amor un fresco. Aire. Torrencial. Sin lluvia.

Mi amor, mi amargo amor...¡ME DUELE EL ALMA!
La propia pena...la propia pena es la que me duele.
La estancia, me duele. Me duele la estancia sobria y tardía del día en el pecho. Bajo la curva de un sentido gastado del roce del desuso. Me duele, ahí, tan claro y conciso como la palabra de un tal que cuál. Ahí...EXACTAMENTE AHÍ.
No habrá paz para este dolor, no habrá delirio o locura. Tendrá que, en su consumo consumado y deplorable, permanecer. Como queda el sentido de lo sensible en el carácter, y se hace el ser a través del CÓMO.
Padezco, mi querido querer, mi amado y elaborado sentimiento, tú. Adolezco en resquebrajar. Imagíname narciso en el madrugar, de alas congeladas y tallo maltratado. Imagíname niño infiel al juego. Imagíname, ahora sí, siendo hombre paciente ante el declive emocional al que le depara tu falta (esperaré en los puentes de tus comisuras ilusorias, en tus olores de paso ligero, allí en la soledad del oleaje madrugador).

Elaboraré el desplazar de mis manos en busca de (-l deseo puro) una leve, pero intensa, esperanza. Merecedor pereceré a tu lado.

Y tú, mi muy amada tú, habrás salvado la reconquista de mi propia pena, pues no recae en mi sino la vida sin ti sino la muerte en tus manos (santas).

martes, 3 de noviembre de 2015

Cerocuatro.Once.Dosceroquince.

Hubo vidas en las que nací ciego.
Hubo vidas en las que nací sordo.
Hubo vidas en las que nací, sí, y ahí quedé.
Hubo vidas en las que nací pobre. Pobre en la emoción y en el tacto, en las que reconocía los gestos por la mera impresión de la realidad.
Hubo vidas, varias, en las que nací en contraste, rebelde ante la imagen de un yo moderno y envenenado.
Hubo vidas que perdí.
Hubo vidas que volví a perder.
Hubo vidas de impresión loca y vivaz, entre fiestas de bochorno y mundanalidad.
Hubo vidas y venidas.
Ahora queda esta. Llena desde el principio hasta el hoy, todo se aglomera en este corto periodo de tiempo que es la existencia singular, en la que como en todo, perecemos intentando alcanzar la eternidad.
Que quede aquí, mi más sincero pésame, hacia mí y YO. Todo egoísmo es el ahora (JAJA, ahora es todo egoísmo). Nacerán las risas y el llanto en un mismo instante, y reiremos y lloraremos juntos, sobre hombros y suelos, ambos de tacto arenoso y olor a madera húmeda (((¿¿todos somos de todos??))). Conscientes inconscientes que apuñalan su propio alma porque desconfían del ser supremo que domina los cuerpos y los somete, erguidos, en fila india y azote constante.

(DISCREPO)

Hoy, vida presente y única, concurrían mis horas en una biblioteca del centro de una ciudad. Allí, mientras intentaba resolver mis problemas de concentración, comenzó a sonar un clarinete, de fondo, muy de fondo, con cambios de tono y ritmo. A una velocidad pasmosamente lenta y tranquila, con una serenidad enloquecedora y romántica. Recordé entonces mi pasado, más natural que este, siendo la juventud únicamente real en la niñez más absoluta. Iba, dos veces en semana al conservatorio, distraído y desinteresado ¡PERO QUÉ GILIPOLLAS! (...shhhh, era solo un niño). Y ahí queda todo, en ese intento de comprensión/perdón, que ahoga y deja cada vez ese cuello más fino y sin necesidad de aire. Yo que quise ser todo, llego ahora sin capacidades, pero obediente, muy obediente ¡SÍ-MÍ-SÁR-GÉN-TÓ!


(VUELVO A DISCREPAR)

Volvamos a las vidas pasadas, por favor, amor, amor mío, incandescencia de las olas en la oscuridad, escarcha (de mis aguas y mis aguas y tus aguas, que son aguas en mis aguas), flor, invento de rama y pétalos, de blanco y negro por ser TÚ demasiado color ¡VOLVAMOS! Concédeme esta súplica si es que me crees ¡porque yo te creo! (grito pero suave, muy suave). Sabes bien amor, mi amor, amor mío, que en esta luz dispar que es el día, concedo todo mi ser a sucumbir en tus brazos, y si fuese manca tu existencia en tu pecho, y si por alguna razón demoníaca de ello se te despojase, caería rendida en tu recuerdo, y, (sí, mi amor...sí) ¡dios no lo quiera! Hallasen mi mente en la locura, sería porque es verte en la invención donde únicamente puedo. Por favor, mi amor, mi más sincero amor, volvamos, allí, a esa vida que se nos arrebató antes siquiera de su concepción.


(NO PUEDO DISCREPAR AQUÍ)

Hubo vidas de ser y ver. De ver y ser. Hoy es vida ¿ayer?¿mañana?



(Esto es una crítica) (¿o no?)

martes, 27 de octubre de 2015

27-10-2015

¿Y si fuese a morir y ya no soy carne?” Frase, recurrente en una cabeza que marcha viendo el cielo, que vaga entre las nubes que se tiñen en tinta de peregrinas aves de metal, aventureras, artistas y niñas, juegan al escondite y me hacen observador afortunado, ausente...arte también yo.
¿Creéis que se puede perder la vida en el instante mismo de la concepción? ¿Quién me dice a mí que yo ya no era vida antes? Si soy un soñador, si soy un visionario, si soy el ente eterno de mi propio yo. Yo, que casi sin el mero concepto aprendido de lo que es ES, ya he creado mil sujetos y ¿por qué no? De predicados, que dan sentido a mi frase y a mi persona.
Recuerdo en mi niñez (JÁ, oigo reír a algunos que gritan 'jodido cabrón...¡AÚN ERES UN NIÑO!'), cuando en la desnudez del aprendizaje primario, recorría las calles de mi pueblo enano, con gigantes, cada esquina, cada bar y cada tienda ¡GIGANTES Y MÁS GIGANTES! Todos sonrientes, POBRES y sin dolor en sus carnes trabajadoras y valientes...pobres...pobres. Yo no veía, no recuerdo incluso si miraba, pero sentía, en mis pequeñas manos esponjosas y mis ojos de cometa, que fulminaban el tiempo en la hipocresía de la inocencia. Sentía porque era niño, y los niños sienten, se disculpan poco, pero sienten, dando el verdadero sentido al SENTIR. En cada gesto, en cada rasgo humano arrancado al momento se crea una situación determinante y discontinua que frena ese aprendizaje. Yo, tan niño...tan joven, sentía demasiado...FRENABA MI APRENDIZAJE. No me entendéis (sí, os hablo a vosotros, a ti...incluso a él). Recuerdo (sí, de nuevo) una situación concreta de esa niñez. En mi ávido deseo de situación, en cada “RING” telefónico corría desesperadamente en su busca para recibir, fuera quien fuese, con interés, un saludo ciego. En la ocasión que rememoro, no hubo saludo, sino lloro, no hubo ciego, sino vacío despojado a lo más noble de la capacidad humana del sentimiento y del triste, casi ausente y aún crepuscular raciocinio de un niño. De nuevo, frenaba mi aprendizaje.

Somos emoción ¡SOMOS PURA CONQUISTA! Tan inexistentes como inexperimentados. Tan duros como el concepto pero, tan sensibles que derivamos de la propia sensibilidad. Allá donde quede la realidad, se hunda en su resquemor, porque yo, HOY, vivo o muerto me dirijo a las batallas y, sin veraz ánimo de victoria, si he de caer a los pies de cuya tierra emano, lo haré frío y nuevo, porque habré alcanzado mi conquista. Haber, ser y estado.


(Sí, hablo de la muerte) (¿O no?)

sábado, 24 de octubre de 2015

24.10.2015

    Hola, perdona que venga así, impuntual y sin más carga que la emocional, no esperaba un contacto directo y cuanto menos, efectivo. Estaba elucubrando, llegando desde la parte menos normativa de mi alma, candelabro en mano, costilla que marca el inicio de mi hambre y el continuar de mi figura de plomo, desplomada. Atiendo y entiendo, doblego la pobre percepción que cabe en mí de la vida y del deseo flagrante de amar, desperdigo en bocetos de cuentos y pequeñas historias las manos de cuantas osan tocar en pensar (¿perdón? Ah, sí, pensar en tocar) -te.
¿Somos dueños o ensueños? Yo te sueño (y seguramente, te doy sueño) ¿en ese desperdicio incomprensible del dormir? (Oh, no, querida mía) No, ahí no. Sueño voraz y constante, sincero y conciso, con respeto y halago, tan dolorido...TAN DOLORIDO, que recorro los cuartos aullando a los techos de tu casa suplicándoles me dejen verte desde las alturas, pues ahí, solo ahí, pueden. Se. Te. Admirar.

Querida (mi muy amada tú), he olvidado mencionar la cotidianidad de la palabra y el envejecer del sentimiento. Lo he olvidado. Compréndeme, haz hueco en las playas de tu pecho y déjame tumbarme a contemplar la luz, allá de donde venga. ¡RESPIRA! Respira ese aire que un día será polvo y formará montañas, respira y siémbrate en los campos, que yo recogeré tus frutos con mis manos desnudas y amantes. Dame calma, como haces cuando miras los espejos de tu casa y ves aguas de ríos líricos, con rima asonante y consonante, decasílabos y alejandrinos. Concédeme una confesión última: cuando venía de camino al recuerdo de tu carne, helé mis manos para notar con fuerza el contraste del contacto. Del acto. De ti.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Horario.

Doce y media. De cualquier sesión privada entre los pacientes de la locura, salgo a pasear. Voy allí donde puedo encontrar más gente y les cuento mis problemas, mis muchos y copiosos problemas, les veo atentos, quizás no a mí, pero atentos y entregados. Asienten (sí...sí), hablan, se conciencian y maldicen. Pero les cuento, les cuento y les cuento, tan dedicados ellos conmigo como yo con otros que osan venir a mí.
Una y cuarto. De este rastreo callejero en el que, sabueso, me adentro en callejones sin salida solo, para encontrar una respuesta fija en un contexto cercano y final. Yo, pared con pared, siendo mi mismo ser de roca y cemento, me siento a pensar para luego levantarme y mear y así cerrar ese círculo vicioso que busca desintoxicarse.
Dos menos cuarto. Tras el desafío de la media mañana, corro a mi casa, por el mero hecho de correr, nadie me espera (y no, nadie no es una persona, ni un perro, ni un gato (((MIAU)))). Cuelgo la chaqueta después de descolgarla, siempre me han fascinado las ciudades frías y, por eso, en mi mente infantil y traviesa juego a que vivo allí donde nieva y congelan los charcos, pero con sol, en mi cabeza (cabecita loca), siempre hay sol. Adoro la luz. Temo la oscuridad.
Voy al baño antes de hacer de comer, me lavo la cara con fuerza y esmero, luego las manos, de nuevo la cara al darme cuenta de que me he lavado la cara con las manos sucias y, finalmente, otra vez las manos. De camino a la cocina hago una parada obligatoria en el salón para poner música (cualquier tipo es buena para cocinar cuando no tienes ni idea de ninguna de las dos cosas) ¡HOY PASTA! (y ayer, y por qué no...seguramente mañana, también), mucho aceite, mucha albahaca, mucho parmesano y muchísima hambre.
Tres y treinta y seis. Lo cierto es...¡LO CIERTO, ES! Que odio dormir siesta, pero la duermo, por necesidad. Hablar de necesidad me parece tan subjetivo y a la vez tan objetivo, como coser y amar. Como amar coser. Coser el amor. Quizás. La cosa...¡LA COSA! Es que, finalmente, tanto deliberar sobre la vida y la simpleza del día a día, las controversias emocionales y el contexto del tiempo y el espacio, acabo durmiendo siesta.
Siete y cuatro. ¿¿ESTÁS DE COÑA NO??
Ocho y veinte. Acaba el día pronto, por decisión propia. Me entristece el oscurecer, vagar de aquí a, otra vez aquí. Siempre vuelvo, en esa irrevocable tendencia mía al doliente eterno, siendo yo tendero de emociones sin puesto ni cliente. Siendo yo, yo.
Porque veamos, sí, miremos y ahoguémonos por las ventanas que dan al patio, al jardín o a la calle. Sumemos condiciones de colores al subsidio motivacional. O querámonos. Sí, eso. Querámonos (matar).

martes, 20 de octubre de 2015

Sin alarmas.

Me atrevo a contarte, como amante, que sueño. Sí, podrás creerme o no, pero las noches en las que me adentro en horas, oscuras y a veces frías (otras calientes) es ahí. Lo confieso aquí, en nuestra confianza, porque tengo miedo. Los sueños me perturban, son espeluznantes pesadillas de muerte y monstruos, dolor y quejas, tan malignas y dañinas que dormir es un acto de valentía, al que, revocado por el cansancio, sucumbo cada noche. Te lo digo porque, avergonzado por la estupidez de lo próximo dicho, no voy a volver a dormir. Viviré hasta que el cuerpo aguante, que no será mucho, pues cuanto más ahondo en la idea, más deseo dormir. No es que si duerma muera, pero morir en sueños es, al fin y al cabo, morir. Estoy entrenando, con pinzas por el cuerpo, duchas de agua fría y música a todo volumen. Intentaré ahorrar energía así que leeré con poca luz en aquella esquina del salón, cerca del pasillo, así también te veré pasar y...(tus curvas). ¿Crees que estoy loco? Te acompañaré en las noches. Estaré despierto cuando duermas y cuando despiertes. Ojalá viva mucho, sin necesidad de dormir. Realidad...dulce realidad...eres tan real. Estoy asustado, porque y si surcando en los pensamientos acabo perdiendo la conciencia y caigo, finalmente, en el dormir y, con él, en soñar ¿?¿?¿? No sabré soportar de nuevo la codicia insaciable de mi mente con la que arremete a mis emociones ¿Y si muero mientras duermo? ¿Habré vivido en sueños? Ahora todo parece paradójico. Quizás esté paranoico. Ven, quédate a mi lado mientras mezo nuestros cuerpos, disculpa mis divagaciones en alto, no sé bien lo que digo y tú eres tan segura que me tranquilizas. Aunque no duerma puedo abrazarte por las nocPINGGGG-PINGGGG-PINGGGG.

//20.10.15//

    Hace siglos desde nuestra conquista. Anoche tropecé con el esplendor de una sábana semi desnuda que cuidaba tu cuerpo entre luces de una ventana tardía e invernal. Observaba, admiraba y contemplaba la perpetuidad del momento, sin despertarte.

    Eso es (supongo), lo que quieres escuchar ¿no? Lo pregunto porque lo dudo, y no soy de dudar, más bien de atacar danzante y lancero. Ya te digo, te lo he preguntado porque contigo pierdo la seguridad de mi brazo que las hace girar, simplemente me atrevo a seguir el palpitar. Perdón, no me estoy explicando, empiezo de nuevo:
Trato de, preguntando sobre un posible error, cómo acertar cuando se es ciego y cazador, si mueres más de sed que de frío al recorrer un invierno sin tiempo y más de ti que del resto, siendo el resto todo lo que no eres tú y tú todo, sin ser el resto la nada, y si se tratase de nada me ahogaría por no nadar en ella. Estoy dando demasiados rodeos, permíteme que vuelva a intentarlo:
Llevaba pensando mucho tiempo, más bien desde que tengo conciencia, antes no creo haber pensado y si es así, no lo recuerdo. Pensaba en las capacidades, humanas, ya sabes, la mente, el cuerpo, los logros, las metas, dinero, poder...ambición. Luego creí madurar, afronté la realidad y me hice hombre, joven, tan joven que los demás no podrían comprenderme nunca aunque lo intentaran, porque yo era hombre, mayor y sabio, pero tan joven (mi amor)… Ya no he vuelto a pensar, estaba conversando contigo, recorriendo con mi mirada el entrecortado y no perfecto pero perfecto cerrar de esos pliegues carnales que cubren tu boca (¿labios? Bueno, si dices que lo son te creeré, aunque preferiría no denominarlos con algo tan vulgar como un concepto) y de repente hubo un vacío, como cuando cierras los ojos y comprendes la inmensidad de la oscuridad e intentas imaginar cosas que cubran ese negro tan personal e interno. Yo quedé vacío de toda capacidad pensante, ni hacia atrás ni hacia delante, ni el suponer, ni el qué pasaría si(...), incluso el poder imaginar como acabaría ese encuentro. En realidad, me sentí débil, perdido e incapaz de responder con elocuencia a tus preguntas, incapaz de saber qué sería lo que te gustaría escuchar, si estaría haciéndolo bien o mal. Todo eso, tal cual, dejé de pensar. (Yo acababa de superar algo difícil, lo admito, estaba ahondando demasiado en mí aunque ¿qué es demasiado? No lo sé, en general ¿cómo voy a saberlo? Para mí, en ese, aquel periodo de interludio personal, adagio inconsciente, desplomar in crescendo de 'lo que se es', fue afrontar la realidad como un pliegue que me obliga a saltar entre sus dos partes quedando olvidado lo intermedio. Siendo claros, digamos que es como si entendiéramos morir, tras nacer, evitando vivir.) Por eso, volviendo a lo de antes ¿entiendes mis dudas? ¿Cómo, sin pensar, se puede saber? Pues bien, yo sentí. Estaba cansado, agobiado y calculador. Ya no. Era previsor, inseguro y apariencia. No, ahora no. Por eso, por sentir. Dirás, diréis...bien, pues digamos: '¡qué estupidez!'. Pero no, imagina un ciego, él, a su manera, tiene una conciencia completa de qué es y cómo es su mano, está acostumbrado a ella, su tacto, temperatura y textura, su olor y sus capacidades con y para ella. Muy bien, comprendámoslo ahora, a él, la primera vez que toca la mano a alguien que quiere (amor romántico). Por mucho que él posea el concepto de mano, de su mano, incluso de la de sus seres queridos, cambiará, tendrá en él características hasta antes desconocidas, en formas, rasgos, texturas y además de ellas, sensaciones ¿Bien?

Yo, contigo nací en sensación. Aquella tarde, temprana de calor, cansada por la situación y ahogada por la cercanía de una primera vez. Nací. Como se muere en poesía o se lucha en la memoria por recuperar un recuerdo, como se ansía un deseo o como se llora la pena. Y sí, te he preguntado porque tengo dudas, del concepto de dudar, si es dudar no comprender y es, comprender, esperar. Muy bien, esperaré. Esperaré sentir, sin ser pensar sentir pero, siendo sentir, como te voy a pensar.

jueves, 15 de octubre de 2015

Verano.

(Sigue siendo verano en ella. Entre sudores de noches de buhardilla, obligación de querer, sentir sin padecer, en su escote y espalda, dulce aroma avinagrado de perfumes casi gastados y mentes valientes, luchadoras y caprichosas de un uno, con un otro. De ella, conmigo.
Sigue siendo verano (me lo repito en la soledad del baño oscuro, fundido y madrugador por el vapor de la embriaguez del s…)).
Se acerca el frío, lo he notado hoy al salir de casa, no porque haya aumentado la cantidad de abrigos que me pongo, sino por ese lloriqueo al correr por la ciudad con la moto, ese que se alinea con tu cuerpo para compartir en una misma lágrima sentimiento y reacción fisiológica involuntaria.
(Verano, destrezas que no aparecen en la conciencia del que duerme en vida, del que es atormentado por el presente. Ella sabe que puede aparecer en las esquinas de mi cama sin sábanas ni sables y aún así sonarán nuestros filos y nos cubrirán los pasadizos de des-nu-dez. Verano).
Frío, rastro de mis pies en el mármol. Aquí empieza y acaba mi andadura, noble aprendiz de jinete que sale a galope y estrella sus sueños medievales (o sueños, sin más) con la puerta de su cuarto, abierta (¿irónico?). La realidad se ha presentado con demasiada fuerza como para dejar paso a una necesidad física de madera.
(Sigue siendo verano. Hoy, preparando el almuerzo doy una vuelta sobre mí mismo, sonrío al ventilador y le pido que salgamos a bailar, no me dice nada, sé que es un poco vergonzoso pero yo estoy lanzado, me acerco a él, y suena mi canción, al principio hace un gesto de no rotundo aunque a mí, eso, me da igual. Le confieso, ya pegados, que siento un frescor sincero en mi pecho y mi cara, que me libera de ese ahogo en el cuello)
Me echo en la cama exhausto, con un dolor en las piernas que no es de andar sino de cargar con tanto peso latente. Las palmas de mis manos gritan pidiendo color o calor, ya no sé, pero tampoco siento, como tampoco miro porque prefiero cerrar los ojos. Corro las cortinas y tiro de la colcha hasta la nuca. Pienso, con mucha fuerza (allá donde un pensamiento sea un ejercicio) y pido, con lentitud, que ojalá me aplasten las mantas y se lleven este frío conmigo.
(Espera (te pido), recuerda que hoy es Martes y los Martes te hago sobres con los folios escritos y reescritos de mis intentos de jurar(te) y perjurar(te) amor. Espera (te vuelvo a pedir), recuerda también que he abierto el vino, aunque sé que no puedes beber, para comprender el rojo de tus labios más allá de ese leve carmín. Espera (te pido por última vez), no olvides que es verano, que hay reflejos sin necesidad de luz, pues esto es un juego, de mentes, cuerpos, sin ficción).


sábado, 3 de octubre de 2015

03.1.2015

Ya no siento nada, ni estos brazos, ni estas piernas, ni su fin en las extremidades más minúsculas, esa puntita del dedo meñique, NADA, NO SIENTO NADA. Ni frío, ni calor, ni el erizar de la piel cuando refleja su respuesta a un viento nevado o, una caricia. NADA. Ni la pesadez de los ojos al despertar, ni el mojar del agua, joder, por sentir no siento ni los golpes de mis propias manos suplicándome reaccionar. NADA, ni una leve sensación, ni un atisbo, ni siquiera lo imagino ya ¿Sentir? No, nada. Ni la espera, ni la marcha, ni correr, ni seguir, ni quedarse, ni irse, ni lograr o perder o intentarlo o dejarlo o encontrarlo, no, no lo siento. Ni dolor, cuando escudriña la pena en lo más recóndito de su término, ni en esa breve corrupción al cuerpo que es morir en vida por el sentimiento, ni ahí siento. Ya he dicho, no siento nada. Nada, ni la propia nada. Ando descalzo, ando roto, ando marchito, ando en delirio, en lloro, en locura, en zozobra, en soledad, en penitencia, en culpa, en vivido, en matado, en el borde de los fines del sentir, que no siento, pues como he dicho: NO, SIENTO, NADA.

martes, 15 de septiembre de 2015

15/09/2015

Después de meses bajo un techo de cristal, olvidamos el tiempo.
Después de meses sin hablar, olvidamos las risas y nos quedamos en los huesos.
Después de meses consternados por la espera del deseo, olvidamos los gestos, las esperanzas e incluso la propia espera.
Después de meses, solos, olvidados, odiamos…
Sucumbimos finalmente a las palabras, vacías por su desuso, sin sentido. Tardamos días en encontrar coherencia a nuestras expresiones, ayudados por gestos malignos de unas manos duras, secas y agrietadas por la sal de lo que un día fueron lágrimas (de un llanto teatral, parte de un juego de sensaciones rotas, del que nos hicimos expertos, maestros de un maltratar singular, presos de nuestro propio vicio. Asesinos de costumbres). Nos prestamos miradas de cientos ¡miles! Habíamos cambiado, ella mayor y yo, peor. Constantes, solo actuó el tiempo. Como si fuésemos barcaza y no cuerpo, y la marea un mal ejemplo, atracamos en la ausencia del cariño. Fríos. Permanecimos en el ajetreo del ajedrez carnal. Perdimos, perdiste, perdí y herí (jaque).
Ya longevos, cruzamos las circunferencias de nuestros espacios y acordamos ceguera y tacto. Recuperando el aliento entre ahogos jovenzuelos, dilatando los esfuerzos de vidas pasadas, corrimos entre los calores de tierra yerma.
Hambre. Hambrientos...volvimos a separarnos.
La tarde de un día antes o después, amenazada la cordura, me habló: “a veces, cuando estoy triste y pienso en mi madre, escondo los ojos y escurro mis piernas. Se me amarga la piel y se enredan mis dedos. Cruzo el aire en duelo, por el balanceo entre sus brazos. Lloro, con fuerza y energía, suplicando por cualquier banalidad. Crezco despacio, me duelen los huesos, pero aún más sus…¡me suelta para bailar! (o eso creo), la veo reír, girar y girar, intento aplaudir pero, no sé. Luego despierto, no recuerdo si en cama o suelo, pero las paredes gritan y el cielo cae; yo me tapo, hasta arriba ¡ARRIBA! Y rezo sin saber creer. Viene, me besa y se va...se va...se va...(por favor no te vayas, no te vayas mamá...no te vayas...mamá...)” De repente se tapa, como me cuenta y narra. Agarra con fuerza una manta de color oscura que creó nuestra imaginación, yo marcho a socorrerla, tardo horas, días, semanas… llegué tarde (o temprano). No quiso mi consuelo, ayuda o exceso. No quiso. Pero no me fui. No me he ido.


lunes, 7 de septiembre de 2015

P3

Tras cientos, miles de punzadas, amanece.
He soñado tan fuerte que he despertado en tu boca
educada y perfecta. Perfectamente educada, duerme.
Insiste en conceder, bajo condición, cuna.
Yo acepto el arrope
pero no las dotes, ni eco de burla.
No escucho el galope ¡a lo lejos un trote!
Que apabulla la inhumanidad del aire.
Vuelvo a la estancia de un grupo cobarde
ellos dilatan sus pulmones ya ahogados
y tú tratas de socorrer el contraste.
Notamos el peso de un sucumbir de plomo.
Carentes y ausentes volcamos los pozos
perdimos sus aguas, morimos de pena
¿dónde queda la virtud de una súplica?
Repletos de una serenidad vaga, que esconde las alas
rogamos, amantes, de cuerpos distantes, esperanza.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Sociedad.

    A mí, esta sociedad, me repugna. Avanza a un ritmo estrepitoso hacia el declive de lo moral, pues hemos olvidado que somos sujetos de la razón, y no del instinto. Como animal, este empuje (instinto) nos lleva a la búsqueda irreprochable de la supervivencia de UNO y a trasgredir en su intento el concepto más básico de toda civilización: ¡NO MATARÁS! No, no hablo de asesinar a un otro (que a veces también, aunque sea de manera indirecta), sino al ser que propiamente te insta como tal, el humano, el propio. Pues es el sucumbir a lo material y a lo irreal (PORQUE ¡JODER! EL DESEO DE LO MATERIAL ES PURA FICCIÓN) lo que convierte algo tan simple como la opinión en un juego POBRE de palabras. Hemos olvidado que creer es relativo, ya sea en una religión o en una verdad suprema como 'la muerte' pero ¿estamos vivos? ¿sabemos qué es vivir? La comparación. Comparamos realidades que ya demacradas son pura galería de exhibición. Llegamos al desayuno pensando en el almuerzo, al almuerzo en la cena y a esta en qué pastilla me tomaré para poder dormir bien. No sé si me explico, seguramente no, pero es que me da asco. Odio esta sociedad.
Es un canibalismo utópico en el que somos presa de nuestra propia codicia ¿todos queremos lo mismo? ¿lo deseamos? ¿coincidencia? Qué simbólico es un ejemplo del admirado, del feliz, del poderoso ¡Corramos todos a esa colmena que muere a paso agigantado y que algunos llaman 'éxito'. Atravesemos ese surco tan estrecho que separa unas gentes de otras (porque, es estrecho ¿verdad?). Fulminemos el tiempo, es solo tiempo. Adoptemos la postura del inconsciente, que repara los conceptos de forma ardua y tenaz para que quepan en su dulce cabecita. Sobrevaloremos, por favor, más. Minusvaloremos...más aún, si es posible hacerlo!

Hemos olvidado (desgraciados de nosotros) que ser humano es una responsabilidad, tanto individual como COLECTIVA. La relación matemática que nos separa, nos une de igual forma. El problema es que el poco escrúpulo y la condición tácita del exilio corporal arremete con fuerza y hunde las mentes en el YO>>>>>>>>colectivo. Recalco: esta sociedad me deprime.

Es irónico, triste y arrebatadoramente doloroso saber que, acabaremos dando la vida por vivir, cuando vivir ya no es vida.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

(No sé)

    ¡Son tan tranquilos tus inviernos! Inexistentes en tus pieles salinas y veraniegas, que adoro y adoro. Añoro, pues hay perspectivas en las que te pierdo y, te añoro. Pero olvídalo, ahora olvida eso, hablemos de hoy. Es hoy cuando la espera me grita '¡LOCURA!' Alejando los matices del pensamiento y volviéndome ¿loco? No sé, me tienta la altura y soy débil ¿por qué no vuelves? Repetidas veces es incansable y ensordecedor. He prestado santuario pero no sentimiento, ni siquiera sabor. Tengo miles de enemigos ('¡SHHHHHHHH, CALLA!') vienen a mi encuentro, sedientos de una pérdida, un vacío de dioses y leyendas, no soportan ese esbozo saltarín que bota y bota en sus cabecitas ¡me quieren a mí! Pero yo...yo soy tuy¡HE DEJADO DE ESPIARTE! Lo juro, hacía frío y estaba oscuro, demasiado para que las cortinas taparan tanta noche. Anoche bajé a la ciénaga de los zumbidos, allí, a silbidos, te compuse una canción de cuna (jaja, reirás, yo sé que reirás), sonaba así y 'asá'. (Es tan efímero el rasgar de tu pelo en el aire y, tan eterno el verte pasar sin poder mirarte) no sé, hace mucho que no sé.
Ahora que te pillo a lo lejos voy a llenarte de confesiones, leves, tan delicadas que ignorarás la razón de mi cuerpo, etéreo y sin fortunas. En esta juventud equívoca que el alma marchita, somos 'niños' en boca de todos y en delirio continuo, yo (perdóname) arroparé los molinos de montes que velarán mi duelo (supongo que eso es que muero, no sé, ya te he dicho antes que hace mucho que no sé).

(La fotografía pertenece a @colinsuss on instagram)

viernes, 28 de agosto de 2015

Abuela.

    Donde las esquinas son de blanca cal, piedra frecuente y siempre huele a fresco, está el hogar de mi abuela. Allí la encontré, subiendo la cuesta de su patio, en la que paró a calmar su angustia. Me acerqué, débil de corazón y con el rostro en pena incolora, y para cuando me tuvo entre sus brazos yo ya dormía. Pero escuché, entre alaridos de su alma: 'ayer mientras moría, cubrí mi cama y dejé mis ropas, guardé joyas y pañuelos, vencí el lamento e invité al desalojo de un cuarto en ruinas. Ventanales que no dejan correr el viento y hacen preso al frío, que en rutina quiebra y enhebra a oscuras. Canté mis salmos y os tuve en mis plegarias. Mientras moría, todo mientras moría. Hallé una lumbre que hizo sombra el hueco por el que me hundía. Deseaba ¡DESEABA! Deseaba sostener el destello de una mirada fija en el fuego, arrancar de mis huesos ese dolor latente que ahora todo ocupa, para que no haya culpa en mis gestos cuando todo de velos lo cubra. No cupo condena en el sufrimiento pero sí un fulminar a mi aliento, seco. Fue para mí un dulce tormento. Mientras moría, todo ocurrió mientras moría. Supliqué en un leve pero intenso, que colmara mi mente el recuerdo de 'mi amor…' ¡MI AMOR! Anhelo, prolongado en cada noche, omnipresente. Vi retorcer mi espalda y escuché a tu abuelo (“¡oh, mía!¡OH, MÍA!”). Grité, te juro que grité “!voy a morir de pena!” y con un desliz caí, en un vacío donde mi palpitar se hizo eco. Moría, mi vida...moría.'


He despertado varias veces en el patio de una casa vacía, entre lloros y súplicas. Y no vuelve, nada vuelve.

(La fotografía pertenece a @matthewbrookesphoto on Instagram)

lunes, 24 de agosto de 2015

Agosto.

Es noche fría de agosto
y yo con mi torpe caminar
escudriño un mar angosto
pero no, me he vuelto a equivocar.
Así que sigo, paciente pasajero
de notas marchitas y cante banal
por pieles de triste rostro
que no acabaron de cincelar.
Ella llora por doliente eterno
mientras me hace hueco en su seno a desnudar
escucho un palpitar tardío
en el que vierto éxtasis con ansias de rebosar
y es que tú, en tu exilio
resucitaste de tus divinidades en protesta
para no dejarme, en esta noche fría de agosto, solo.

domingo, 23 de agosto de 2015

¿Poema o problema?

Escudriñado deseo de súplica febril
atención me pides, ruegas tras amargo infeliz.
Despedido de cuerpo, en cornisa de hueso
grito, grito. Eco vago que vaga preso;

tras mi zozobra, concubina, sombra infiel
y en mi piel, apego. Estrecho surco hecho papel
de mojado filo, de cuerpo carmín, jinete del esperpento
que corre con freno musical a lucha de efecto.

Despojado del parecer me hago escombro sin ser
y, en tropel, alzamos armas de amargo entender;
encarnizados, encarecidos rostros de retrato astral.
Triste, el cielo, cubre en nuboso amedrentar.

Ruido, estruendo, lloro aletargado
mientras ella me miraba (y yo colgaba la muerte en el pasillo)
escondía sus alientos y, en ellos, sufrimiento.
Pudiente, de amor latente, quiebro de dolor.


(La imagen pertenece a un fotograma de la película francesa 'Le Genou de Claire')

jueves, 20 de agosto de 2015

Cada día.

    Me pide que me vaya, parece cansada, ella dice que no lo está, solo insiste en que me vaya. Sí, yo creo que está cansada. Me voy, simplemente me voy, con paso distraído y los ojos clavados en mis pies, pienso en ellos, si tendrán una forma de comunicarse con el suelo, me siento cruel, pues si es así les hago imposible la conversación en el caminar. Soy un destructor. Quise ser cómico, siempre me gustó el sonido de las carcajadas aunque odio el gesto expresivo de una cara al sonreír. Prefiero la seriedad, la sinceridad de una mirada fija. Sí, está cansada, seguro. Ella no me mentiría, me quiere. Está cansada. Cuando era pequeño adoraba irme al patio con mi fruta para merendar, solían ser melocotones o naranjas, aunque en días especiales mi madre me preparaba un tazón con fresas, lavadas, troceadas y acompañadas de una cucharadita de azúcar. Un día (este era normal, comía melocotón) en medio de la merienda, sentado en el escalón que separa el patio del jardín, mi padre me pidió que fuera en su busca, no recuerdo la razón, solo que al volver encontré la fruta que había dejado encima del plato lleno de hormigas, devorando mi merienda, y que me mantuve en silencio durante unos minutos sin saber qué hacer. No he vuelto a merendar. Puede que esté triste. Sigo por la calle Los pedrales, me gusta mirar los balcones de la casa de Julio, su madre se lleva toda la tarde cuidando y regando las plantas, es una mujer hermosa pese a su edad y suelo pasar por debajo para que me caigan las gotas de agua de las macetas solo para escuchar su “¡AY HIJO, lo siento!”. Si estuviese triste se lo habría notado al instante ¿o no? Sinceramente prefiero el café al té, el olor a quemado cuando se hace en la cafetera italiana y ese sabor sorprendente a tueste y amargor con una textura más densa de lo esperado. Poca leche, media cucharada de azúcar y un pelín de espuma, por favor. Las chicas son complicadas. Bueno, yo soy muy raro. Pero ella me gusta ¿gustarme? ¡joder, la quiero! En los anocheceres, cuando el sol muestra su levedad y arremete el frío, bajo al huerto y huelo los tomates, mi madre cree que le hago el favor de apagar el riego, pero en realidad lo hago porque disfruto con su frescor y peculiaridad (jajaja ¡ESTOY ENFERMO, JODER!) Hay días que los paso en casa, en mi cuarto, solo. Aquí, aprieto con fuerza mi ser, hacia dentro, obligándolo a permanecer ahí, entre las costillas. Amenazo a mis sentimientos y castigo a mis impulsos. Pero ¿ella me quiere? ¿seguro? Quería que me fuera, yo lo he hecho, como me ha pedido. Suelo nadar con música, no soporto el agua en los oídos y el sonido de mi corazón como pidiendo escapar, me da escalofríos y a la vez pena, una pena terrible. Suelo llorar cuando nado. No se nota, todo es agua. No me quiere. Es eso. Ya no. Me siento, apoyando la espalda contra la pared de una casa cualquiera y subiendo los pies, dejando las rodillas a la altura de mi pecho, de forma que quepo en la acera. Aquí, ahora, soy objeto de mi propia burla, y recojo las minúsculas piedras que hay en los huecos de las baldosas que componen el acerado para acumularlo en mi mano y volverlo a dejar en el suelo. Es normal que no me quiera. Veo dos coches pasar, uno rojo y otro negro. Me levanto y...no, no me levanto. Me duele, entre las costillas, punzante. Ahora pica, quema un poco. Vuelve a doler. No me levanto. No me quiere. Es normal, yo tampoco.

miércoles, 19 de agosto de 2015

19.08.2015

    He convertido nuestras calles en avenidas arenosas que ahora perfumo y baño en colonia de té blanco. Juegan y se ensucian un par de intenciones, otras charlan y nuestros cuerpos, observadores jovenzuelos que tratan con recelo el cariño de los dioses, enajenados, como objeto de cordel finito, siguen el azote del tiempo llenando sus miradas de simetría y deseo, pues el pecado es razón y henos aquí con razón, a pecar.

Entre factores de diferente textura elegimos ser madera ya quebrantada. Joven del ayer, fachada marchita de ser enérgico en el padecer, honroso elogio del que cae, pudiendo su roce concluir en destello. Luz.

En conmemorada cita somos servidumbre de nuestros semblantes (“¡qué bella”!) y acogemos en regazos de amor pausado la diferencia que creó la conciencia al tratar nuestra existencia. Matiz ilegible de un rincón oscuro, de piel inodora y sabor agridulce.

Así hablé, rogué y perpetué la calma de sus breves sonidos musicales que hoy atisbo allí, ahí, aquí. Mira, aquí.
(Foto de François Fontaine)

miércoles, 12 de agosto de 2015

Kamikaze.

    Hoy me paro y doy mi versión:

--- Llevo 12 días aguantando la respiración. El aire seca mis heridas y yo prefiero estar abierto a la posibilidad, dudar de la coalición de mis armas que me buscan en suicidio (de demanda personal).
Alocado encuentro de mis manos en secreto rezo, a espaldas de religión y sacramento, sin súplica aparente, gesto kamikaze, delata la sensación de culpa, así que maquillo el ambiente con semblante de noble, pero, al parecer soy bandido y mis mejillas están secas.

Salgo a pasear, en caza hambrienta me disfrazo de animal atormentado y me presto presa del asombro. Vienen a mi encuentro los que un día colgarán mi cabeza, armados, me llaman 'asesino' y yo, cobarde, echo a volar. 

Fui a pelarme, aún joven, allí adquirí vejez en el trato, hablando con el barbero de aventuras en lugares inventados por la demencia. Tan aturdido, el pobre, trató de dejarme marchar, yo, cruel, le dije la verdad: 'Soy pirámide de roca cobriza, en lluvia me desangro y contengo el fluir con harapos. Ahora túmbese, voy a escapar.'---

No hay confesión pues no he matado, solo muerto. Hoy vivo como cada día.



viernes, 7 de agosto de 2015

A.

    Atraviesa las arenas, mensajera, en virtud de sus palabras, hacia mí, que espero hecho ermitaño mientras canto las canciones de un abuelo que decía ser señor de tierras tan al sur que perdías la cabeza buscando sus faldas. 

Corre descalza, en alzas de un caballo de juguete, y yo, jinete de sueños, la envidio. Me lanza saludos y cometas, me pide que aprenda a volar y la espere en las dunas del atardecer. Quiere ver cómo me seco las ganas de sobrevivir y sublimo, siendo espíritu que vaga en protesta contra la eternidad y limita sus quehaceres al contemplar de un semblante bello como su florecer.

Trae recuerdos, inocentes, de lugares en los que prometió pensarme. Yo he quedado allí, partículas de cuerpo gaseoso, que se hizo vapor en su aliento.

Le repito, nocturna, mi disposición ante sus súplicas en ópera trágica. Sacrifico mi cuerpo en extinción, colgando de sus ramas y, como última estocada noto mi pecho en llamas. Pero, de repente, frío, mucho frío y de filos punzantes desciendo en blanco alud, sensible, buscando roca que me haga arroyo.



jueves, 30 de julio de 2015

Ya vienen, ya llegan.

    Veo armas, lanzas de cera que danzan en envestida, orquesta de muerte, hacia blanco de defensa pétrea. Espero en sujeto y verbo, a ser frase de leyenda y canción de juego de comba. Arrodillado, con ojos en búsqueda interna y olfato que intenta adivinar el olor de mi miedo. Ya vienen, ya llegan.

Hay conflicto en la sencillez, pretende mi cuerpo ser roca de fuego y yo me niego en conciencia. Ahí llega el orgullo, narcisista, doliente aventurero en pose caballeresca, duda de mí pero me ama y se hace sitio en mi entrega, grita ánimos de batalla pero siento su temblor en mi garganta, que llora en ardor. Ya vienen, ya llegan.

Acompañan mis pieles el tintineo de una campana relojera que susurra mi hora. Ni miro ni siento tacto alguno en las manos, pues las he dejado libres de pensamiento para poder imaginar siluetas que sin remedio olvidaré, mientras yo busco juez que oiga mi última súplica. Estoy solo. Ya vienen, ya llegan.

Me alcanza la primera en el hombro izquierdo, no importa, levanto el brazo derecho con dedos en gesto de caricia mientras me calmo contando un cuento a mi propia conciencia (...ambos callados, caminaban bajo la sombra de los olivos de su abuelo, hasta encontrar uno lo suficientemente frondoso en el que tenderse a perder la razón en un despliegue de cuerpos sin ropa...) la segunda atravesó mi muslo derecho, sin dolor apoyé la pierna derecha y me erguí, sabiéndome débil pero más cercano de un último...(¡crash!) la tercera se posa en mi pecho, convirtiéndome en títere de impulsos nerviosos involuntarios que me obligan a balancearme sin principio y con un único fin, cierro los ojos y tarareo, pues soy libre y moriré al son de mi propia melodía. Vinieron, llegaron.

martes, 21 de julio de 2015

Fiera.

    Fiera...fiera. Fiera de educada zarpa, acechas las mechas y soplas con brío, frío, que hace hielo el horizonte y colmena de mis venas, que arremeten con fuerza contra un corazón viejo y desgastado.

Truenos de hierba clara en mis deslices con la luz. Sábanas de hoja ocre que culpan de tus pecados a mis noches y, entre tanto hilo en mis costuras encuentro hueco para tus labios.

Condéname ¡oh, reina! a morir en horca de tus manos, que mis lágrimas serán néctar y mi ahogo fino, refinado, poema de enredo y trago dulce. Ahora, que habrás de verme morir, no creas en lo eterno ni confundas lo temporal, sé fiel al tacto y sabor de lo amargo, pero no, no dudes de la tempestad, que con sencillez invita a temer.

Yo seré silencio atento en tu cama, aroma de perfecta comunión entre dos gestos de un solo añoro. Callejón que oculta la oscuridad. A tientas...a tientas del olvido esculpo con mis dedos de esclavo un lugar a tu postre.

lunes, 13 de julio de 2015

Magia.

    Tendido en pegajosas dunas de entretiempo pido el consuelo de sirenas cantantes, víboras, con veneno que endulza mi sudor y hace licor de mi saliva.

Soy ocupante,  ladrón de un respiro que ahogó mi propio anhelo de humanidad. Ahora, paladar, saboreo resquicios de aromas pensantes, repletos de perpetuidad y fin. Doliente resquemor de un tacto firme, de una mirada penetrante fija en mi sinestesia (por tu ausencia, confieso).

Singulares, trozos de mineral engrasan un cuerpo hecho arena que, aun rozando el mar, añora la humedad.

Preso, en piernas que esconden deseo y son miedo, de palpitar musical y frío cordial que invita a escapar.

Estupefacto. Hechizo de magia pobre. Cante jondo de pozo sin pócima. En palabras de una bruja que soñaba con barrer, soy polvo.

sábado, 11 de julio de 2015

A hurtadillas.

    ...alarga los brazos, contorsionista de lo emocional y soy suyo, en un abrazo sin cuerpos pero con mentes desnudas que, en ciega lujuria, saborean el respeto.
¿Por quién pido disculpas en las esperas entre los pestañeos de nuestras miradas sin tiempo? ¿por el cuerpo? no, no por él. Se desvanece en tu tacto, desea acariciarte en apariencia de brisa, que no avisa pero tampoco es traidora, pues la entrega más pura es el lloro a media noche, entre la vida y la muerte, y yo, nazco y muero eternamente a tu lado.

En confesión, 'te amo'. En religión, 'te amo'. En pecado, 'te amo'. En esquina desprotegida, frente a ese beso bajo la lluvia, ahí, 'te amo'.

Descolorida sed, con tu reflejo en luz de noche, sorbo de tu pecho, tu cuello, tus labios, de un charco, arrodillado pero sin súplica, sólo deseo aplacar mi sed contigo. En vida.

Tintineo sin campanilla, a hurtadillas, entre ecos de lo que pudieron ser gritos, permanezco en cautela. Naciente sol en tierra extranjera, anuncia el calor de tus entrañas y vengo, conquistador, a rendirme. Soy buzo en mares de doloroso oscurecer y voy a dejar que me salves.


11/07/2015

    'Hola muerte'
    Saludo encorvado, desnucado por el peso, que me pesa y hace pesado. Frente al suelo y boca hambrienta de tierra que amarga. Escupo fuego, chillan mis labios, pero blancos, que ya es color. Mis ojos, sin brillo pese al sol, que tuesta, lado a lado.
Me siento a llorar, no lo siento, pero lloro igual, con fuerza y grito. LLORO. De rodillas, con una mano en el pecho y otra agarrando la brisa caliente, comienzo a bailar y sangran mis piernas. Dibujo en el albero, retrato sensación.

Descortés, sin despedida formal dejo mis restos, no aviso. Ahí queda, lo que pudo ser y no es, un yo sin conciencia de vida, en una vida de inconsciencia. Concupiscencia.
Sirviente, de un arduo deseo de conquistar la moral, me he desecho de un cuerpo sin control pues, yacía muerto, con corazón, falto de cerebro, sólo, vocal en pluralidad. Siervo, siempre siervo. 

miércoles, 1 de julio de 2015

01-07-2015

    Deslocalizados rincones que hierven en pasión. Tu cuerpo en palacio, ventanal de pecado donde mirar mareas de bravo azote.

Emoción; busco en destellos penetrar en luz que ciegue mis arrebatos de locura y me haga sereno en tu tacto.

Tarde hecha arena, turba las vistas a tu cielo, oscuro, en sueño de carbón y aleteo de viento sensible a tus lloros.

Naciente batalla en tus rodillas, piel de tiza que pinta; borra tu brisa en lluvia por mis dedos.

Yazco, en terreno de siembra, raíz que nace en tu cuello y recorre tu espalda en silbido agudo.

Zozobra en el interludio de tus agarres y tus cantos manantiales a mi sed.

Descubres tu eco entre mis costillas y aprendes a nacer en mí.

martes, 30 de junio de 2015

;

    En lo más lúcido de mí se reúnen en tertulias dicharacheras mis inquietudes, tratando al desconsuelo. Yo me hallo en la intriga, inconclusa perversión a mi ser, por nadie más que alguien dado a ser yo, que es costra interior de lava y arde.

En costumbre perdí la esperanza que albergaba; supe, y el conocimiento daña.

Roces con la madurez mitigan mis esfuerzos por escabullirme hacia la inocencia, buscando allí el respaldo necesario para saborear el amargor con paladar sordo.

Presente, presente...presente, machaca acezoso mi débil cordura, postrada en sensatez, dispuesta a olvidar. Lamento de un palpitar alegre, que sonroja mis carnes en vergonzoso parecer de padecer.

jueves, 25 de junio de 2015

    Ha venido y cree que vuelo. Salto en gesto de esperanza, ajena pues yo no sueño. Hace símbolo con su cuerpo y planea con alas de carne y hueso. Rompe el aire pero pisa suelo, más duro que de costumbre. Cierra los ojos y corre hacia mí, confía en el colchón de mi pecho y cinturón de mis brazos. Yo, en cambio, me entrego al equilibrio, ese que chapotea sobre hilos de agua, humedeciendo el ambiente e incrementando la necesidad de un encuentro de llama latente, de espera ausente.

Con pañuelos y sin despedida sacamos nuestras almas a bailar ("uno, dos, tres...uno, dos, tres...vuelta"). Crece la intimidad cuando frena el espacio y encajo su cuello en mis labios. Sabor a playa y olor a mimbre, recuerdo de un segundo que no fue tiempo. Complejo de mota, desaparece en ausencia de reflejo con la luz.

Estornudos de media noche se hacen muerte en falta. Perdí la voz arañando su nombre en el sonido, buscando canto para un cuerpo en curva perfecta, en dolor a lo bello. Amor.

jueves, 4 de junio de 2015

Yo.

    Traqueteos de la calle me hacen fisgón y curioso. Mirando encuentro una joven, con rostro en sombra, que zapatea en voz de auxilio. Se mueve engañando a los adoquines en juego escabroso entre sus filos. Palpa las paredes buscando hueco por el que trepar. Mira al cielo ciega, soñando con volar. Salta, sin más, esquivando su propio cuerpo en una caída sin peso, alma, ni siquiera suelo... Sabiéndose metáfora se reverencia ante mí y se hace nota, que en voz soprano comienza a sonar con fuerza en mi cabeza hasta en un gesto de hipo expulso en forma de lágrima, que derrama.

Ahora, tras tanto sentimiento convertido en gesto, he dejado de implorar al vacío en eco. Sin sorpresa, claro y conciso, traigo arraigo del horror y la tristeza.

Vengo a salvarme. Con plegaria y cicatriz  hago dolor de mi súplica, consumiendo el tiempo dado sin renuncia. 

Heme aquí ahora, héroe de novela épica, ante el abandono en un duelo a muerte, sabedor de batallas en mera ilusión de guerra, que sin cuerpo dejó llagas en el in crescendo de una vida hoy anécdota. 

Perplejo ante una estampida de mí, que choca contra su propio ímpetu de supervivencia, me despojo de todo y sublimo, pues amo. 

martes, 2 de junio de 2015

Acuarela.

    Viene, en baño alegre y salino, buscando toalla con sueño de alfombra mágica, a vuelos de niñez y virtud. Solicita espacio en hueco hecho pozo y cae, rendida y somnolienta a espíritu descubierto, yo, cedo mi alma en envoltura.

Habla de lenguajes sin escritura, con tacto que simula enseñanza en cuerpo alumno.
Yo, que soy de débil dormir, ansío cuna en su seno, olvidando lo necesitado humano y siendo silbido entre hojas de papel.

Acuarela borrosa de un pintar novato. Artista de cielo, campiña y brisas, hoy, en retrato de nuca, dibuja la curva que marca el gesto de un beso con deseo de velo.

Ayuno en bruma con secreto de lumbre. Habrá, sin decreto ni ley, un latido en la noche en voz de súplica, pues ruego vivas mientras yo muero (en ti).

domingo, 31 de mayo de 2015

Espalda.

    Ella intenta escapar, fluye y desorienta, corretea por mis sentidos y hace suyas mis orillas sin cosquillas, buscando encuentros con su propio yo.
En alevosía a mi cuerpo me hago hogar de su dormir, en cautela infinita, creando constelación de sus sueños. Entre fríos sin sábanas, canciones hechas viento y sombras de media tarde trato de arroparla con aliento de mis gritos vacíos, que prometen amarla.

En cadenas de papel arrojo mis lágrimas y la hago libre. Camino, que sin tierra se hace polvo y borra huellas. SANA... 

Viajo, en paseo delirante. Fantasía sin tiempo ni color, voz interior con escala hecha dogma, a la espera de un concilio con sus manos, en trato eterno para una vida que busca ser reflejo de dos cuerpos agarrados a un verso en ausencia de palabras.

He sabido de rutinas que ahogan sin matar.

Ahora, que te evoco en el sin estar, siento lugares en mi cuerpo y mi cuerpo en otro lugar. Allí habrá pasarela que luce a público en singular, privilegio verte, siendo borde sin pintar.

 ...en un intento ciego, voy a ser tacto en tu espalda...

miércoles, 27 de mayo de 2015

Vigilia.

    En techos sin medida he venido a resguardarme. He visto caer el pesar hecho gota ácida y yo soy de hojalata. Sin consultar condición, a gatas como ladrón, he venido para quedarme, porque aquí, entre cortinas transparentes guardaremos secretos y seremos intimidad. 
Cuando pare la tormenta sin tormento, y crezca nueva hoja, habremos florecido en abrazo, pudiendo saber que somos vida de arena húmeda y calor latente. 

Ahora, tras esperas de eco hueco vuelvo a verte, como lobo y aúllo, pero me disfrazo de juego inocente y te invito a hacer de aventureros por el bosque. En seducción de presa que no se sabe deseada tú discurres y yo muero, pues en ti encuentro anhelo. Te velo.

He decidido volver a la entrada, puerta giratoria a pasillos de azulejos, donde resbalar entre ajedrez sin jaque, pues yo no soy partida, sin ti.

Sin marco ni lienzo habrá despedida nocturna entre tu vientre y mi boca. He durado la longitud de un parpadeo en verte sobre hierba sin rocío. Voy a vivir en madrugada endulzando mi vigilia...con tu sueño.


martes, 26 de mayo de 2015

Uno, dos y tres...

   Cruje mi cama. Entre sonidos de maderos y colchones con mil noches hay aullidos de súplica, bullicio de madrugada en una habitación que juega al escondite consigo misma. 
Voces en off, que narran apariencias sin entender de sentimientos, tratando de dar melodía al estruendo de mi choque con el suelo, intentando pegar mi cuerpo a la tierra por miedo a flotar. 
Me cuesta abordar barcas sin vela ni mecha. Seré joven si lo deseas, con parche y sombrero, bailarín de pata que fue árbol ¿Es juego verdadero este de querer ser niño para poder así creer en la eternidad del sentimiento? Si es así moriré en la infancia agarrado a tus tobillos. Es aquí, dignidad de mirar en alturas de reo, donde alcanzaré mi rezo.

Voy a hacerme desaparecer a la de tres...en confesión sincera, alma sin coraza, como quién recoge agua que corre con manos hechas cuna, asalto el deseo de mostrarme débil ante ti, pues no temo a las heridas sin arma sino al cobijo de dos mundos sin fin...uno, dos, tres.