Hace
siglos desde nuestra conquista. Anoche tropecé con el esplendor de
una sábana semi desnuda que cuidaba tu cuerpo entre luces de una
ventana tardía e invernal. Observaba, admiraba y contemplaba la
perpetuidad del momento, sin despertarte.
Eso
es (supongo), lo que quieres escuchar ¿no? Lo pregunto porque lo
dudo, y no soy de dudar, más bien de atacar danzante y lancero. Ya
te digo, te lo he preguntado porque contigo pierdo la seguridad de mi
brazo que las hace girar, simplemente me atrevo a seguir el palpitar.
Perdón, no me estoy explicando, empiezo de nuevo:
Trato
de, preguntando sobre un posible error, cómo acertar cuando se es
ciego y cazador, si mueres más de sed que de frío al recorrer un
invierno sin tiempo y más de ti que del resto, siendo el resto todo
lo que no eres tú y tú todo, sin ser el resto la nada, y si se
tratase de nada me ahogaría por no nadar en ella. Estoy dando
demasiados rodeos, permíteme que vuelva a intentarlo:
Llevaba
pensando mucho tiempo, más bien desde que tengo conciencia, antes no
creo haber pensado y si es así, no lo recuerdo. Pensaba en las
capacidades, humanas, ya sabes, la mente, el cuerpo, los logros, las
metas, dinero, poder...ambición. Luego creí madurar, afronté la
realidad y me hice hombre, joven, tan joven que los demás no podrían
comprenderme nunca aunque lo intentaran, porque yo era hombre, mayor
y sabio, pero tan joven (mi amor)… Ya no he vuelto a pensar, estaba
conversando contigo, recorriendo con mi mirada el entrecortado y no
perfecto pero perfecto cerrar de esos pliegues carnales que cubren tu
boca (¿labios? Bueno, si dices que lo son te creeré, aunque
preferiría no denominarlos con algo tan vulgar como un concepto) y
de repente hubo un vacío, como cuando cierras los ojos y comprendes
la inmensidad de la oscuridad e intentas imaginar cosas que cubran
ese negro tan personal e interno. Yo quedé vacío de toda capacidad
pensante, ni hacia atrás ni hacia delante, ni el suponer, ni el qué
pasaría si(...), incluso el poder imaginar como acabaría ese
encuentro. En realidad, me sentí débil, perdido e incapaz de
responder con elocuencia a tus preguntas, incapaz de saber qué sería
lo que te gustaría escuchar, si estaría haciéndolo bien o mal.
Todo eso, tal cual, dejé de pensar. (Yo acababa de superar algo
difícil, lo admito, estaba ahondando demasiado en mí aunque ¿qué
es demasiado? No lo sé, en general ¿cómo voy a saberlo? Para mí,
en ese, aquel periodo de interludio personal, adagio inconsciente,
desplomar in crescendo de 'lo que se es', fue afrontar la realidad
como un pliegue que me obliga a saltar entre sus dos partes quedando
olvidado lo intermedio. Siendo claros, digamos que es como si
entendiéramos morir, tras nacer, evitando vivir.) Por eso, volviendo
a lo de antes ¿entiendes mis dudas? ¿Cómo, sin pensar, se puede
saber? Pues bien, yo sentí. Estaba cansado, agobiado y calculador.
Ya no. Era previsor, inseguro y apariencia. No, ahora no. Por eso,
por sentir. Dirás, diréis...bien, pues digamos: '¡qué
estupidez!'. Pero no, imagina un ciego, él, a su manera, tiene una
conciencia completa de qué es y cómo es su mano, está acostumbrado
a ella, su tacto, temperatura y textura, su olor y sus capacidades
con y para ella. Muy bien, comprendámoslo ahora, a él, la primera
vez que toca la mano a alguien que quiere (amor romántico). Por
mucho que él posea el concepto de mano, de su mano, incluso de la de
sus seres queridos, cambiará, tendrá en él características hasta antes
desconocidas, en formas, rasgos, texturas y además de ellas,
sensaciones ¿Bien?
Yo,
contigo nací en sensación. Aquella tarde, temprana de calor,
cansada por la situación y ahogada por la cercanía de una primera
vez. Nací. Como se muere en poesía o se lucha en la memoria por
recuperar un recuerdo, como se ansía un deseo o como se llora la
pena. Y sí, te he preguntado porque tengo dudas, del concepto de
dudar, si es dudar no comprender y es, comprender, esperar. Muy bien,
esperaré. Esperaré sentir, sin ser pensar sentir pero, siendo
sentir, como te voy a pensar.