jueves, 30 de julio de 2015

Ya vienen, ya llegan.

    Veo armas, lanzas de cera que danzan en envestida, orquesta de muerte, hacia blanco de defensa pétrea. Espero en sujeto y verbo, a ser frase de leyenda y canción de juego de comba. Arrodillado, con ojos en búsqueda interna y olfato que intenta adivinar el olor de mi miedo. Ya vienen, ya llegan.

Hay conflicto en la sencillez, pretende mi cuerpo ser roca de fuego y yo me niego en conciencia. Ahí llega el orgullo, narcisista, doliente aventurero en pose caballeresca, duda de mí pero me ama y se hace sitio en mi entrega, grita ánimos de batalla pero siento su temblor en mi garganta, que llora en ardor. Ya vienen, ya llegan.

Acompañan mis pieles el tintineo de una campana relojera que susurra mi hora. Ni miro ni siento tacto alguno en las manos, pues las he dejado libres de pensamiento para poder imaginar siluetas que sin remedio olvidaré, mientras yo busco juez que oiga mi última súplica. Estoy solo. Ya vienen, ya llegan.

Me alcanza la primera en el hombro izquierdo, no importa, levanto el brazo derecho con dedos en gesto de caricia mientras me calmo contando un cuento a mi propia conciencia (...ambos callados, caminaban bajo la sombra de los olivos de su abuelo, hasta encontrar uno lo suficientemente frondoso en el que tenderse a perder la razón en un despliegue de cuerpos sin ropa...) la segunda atravesó mi muslo derecho, sin dolor apoyé la pierna derecha y me erguí, sabiéndome débil pero más cercano de un último...(¡crash!) la tercera se posa en mi pecho, convirtiéndome en títere de impulsos nerviosos involuntarios que me obligan a balancearme sin principio y con un único fin, cierro los ojos y tarareo, pues soy libre y moriré al son de mi propia melodía. Vinieron, llegaron.

martes, 21 de julio de 2015

Fiera.

    Fiera...fiera. Fiera de educada zarpa, acechas las mechas y soplas con brío, frío, que hace hielo el horizonte y colmena de mis venas, que arremeten con fuerza contra un corazón viejo y desgastado.

Truenos de hierba clara en mis deslices con la luz. Sábanas de hoja ocre que culpan de tus pecados a mis noches y, entre tanto hilo en mis costuras encuentro hueco para tus labios.

Condéname ¡oh, reina! a morir en horca de tus manos, que mis lágrimas serán néctar y mi ahogo fino, refinado, poema de enredo y trago dulce. Ahora, que habrás de verme morir, no creas en lo eterno ni confundas lo temporal, sé fiel al tacto y sabor de lo amargo, pero no, no dudes de la tempestad, que con sencillez invita a temer.

Yo seré silencio atento en tu cama, aroma de perfecta comunión entre dos gestos de un solo añoro. Callejón que oculta la oscuridad. A tientas...a tientas del olvido esculpo con mis dedos de esclavo un lugar a tu postre.

lunes, 13 de julio de 2015

Magia.

    Tendido en pegajosas dunas de entretiempo pido el consuelo de sirenas cantantes, víboras, con veneno que endulza mi sudor y hace licor de mi saliva.

Soy ocupante,  ladrón de un respiro que ahogó mi propio anhelo de humanidad. Ahora, paladar, saboreo resquicios de aromas pensantes, repletos de perpetuidad y fin. Doliente resquemor de un tacto firme, de una mirada penetrante fija en mi sinestesia (por tu ausencia, confieso).

Singulares, trozos de mineral engrasan un cuerpo hecho arena que, aun rozando el mar, añora la humedad.

Preso, en piernas que esconden deseo y son miedo, de palpitar musical y frío cordial que invita a escapar.

Estupefacto. Hechizo de magia pobre. Cante jondo de pozo sin pócima. En palabras de una bruja que soñaba con barrer, soy polvo.

sábado, 11 de julio de 2015

A hurtadillas.

    ...alarga los brazos, contorsionista de lo emocional y soy suyo, en un abrazo sin cuerpos pero con mentes desnudas que, en ciega lujuria, saborean el respeto.
¿Por quién pido disculpas en las esperas entre los pestañeos de nuestras miradas sin tiempo? ¿por el cuerpo? no, no por él. Se desvanece en tu tacto, desea acariciarte en apariencia de brisa, que no avisa pero tampoco es traidora, pues la entrega más pura es el lloro a media noche, entre la vida y la muerte, y yo, nazco y muero eternamente a tu lado.

En confesión, 'te amo'. En religión, 'te amo'. En pecado, 'te amo'. En esquina desprotegida, frente a ese beso bajo la lluvia, ahí, 'te amo'.

Descolorida sed, con tu reflejo en luz de noche, sorbo de tu pecho, tu cuello, tus labios, de un charco, arrodillado pero sin súplica, sólo deseo aplacar mi sed contigo. En vida.

Tintineo sin campanilla, a hurtadillas, entre ecos de lo que pudieron ser gritos, permanezco en cautela. Naciente sol en tierra extranjera, anuncia el calor de tus entrañas y vengo, conquistador, a rendirme. Soy buzo en mares de doloroso oscurecer y voy a dejar que me salves.


11/07/2015

    'Hola muerte'
    Saludo encorvado, desnucado por el peso, que me pesa y hace pesado. Frente al suelo y boca hambrienta de tierra que amarga. Escupo fuego, chillan mis labios, pero blancos, que ya es color. Mis ojos, sin brillo pese al sol, que tuesta, lado a lado.
Me siento a llorar, no lo siento, pero lloro igual, con fuerza y grito. LLORO. De rodillas, con una mano en el pecho y otra agarrando la brisa caliente, comienzo a bailar y sangran mis piernas. Dibujo en el albero, retrato sensación.

Descortés, sin despedida formal dejo mis restos, no aviso. Ahí queda, lo que pudo ser y no es, un yo sin conciencia de vida, en una vida de inconsciencia. Concupiscencia.
Sirviente, de un arduo deseo de conquistar la moral, me he desecho de un cuerpo sin control pues, yacía muerto, con corazón, falto de cerebro, sólo, vocal en pluralidad. Siervo, siempre siervo. 

miércoles, 1 de julio de 2015

01-07-2015

    Deslocalizados rincones que hierven en pasión. Tu cuerpo en palacio, ventanal de pecado donde mirar mareas de bravo azote.

Emoción; busco en destellos penetrar en luz que ciegue mis arrebatos de locura y me haga sereno en tu tacto.

Tarde hecha arena, turba las vistas a tu cielo, oscuro, en sueño de carbón y aleteo de viento sensible a tus lloros.

Naciente batalla en tus rodillas, piel de tiza que pinta; borra tu brisa en lluvia por mis dedos.

Yazco, en terreno de siembra, raíz que nace en tu cuello y recorre tu espalda en silbido agudo.

Zozobra en el interludio de tus agarres y tus cantos manantiales a mi sed.

Descubres tu eco entre mis costillas y aprendes a nacer en mí.