jueves, 18 de septiembre de 2014

El hombre.

    Hoy me han sentado frente a un hombre que hablaba sin parar. Al principio sólo reía y ni siquiera me dignaba a intentar comprender que decía hasta que calló, y con él yo también lo hice. Sentí que en ese momento me miraba como intentando probar otra forma de comunicarse (dado que la primera no surtió efecto) lo hacía a los dos ojos a la vez, como quien intenta conocer a una persona solo mirando su rostro, supongo que con eso me dio a entender que soy una persona fácil de 'leer'. No pude tomarme esto en serio así que me levanté y di un paseo por la sala.

    Lo interesante de lo ocurrido fue que era yo quién maquinaba y suponía todo lo que ocurría allí, nadie me dijo claramente qué estaba pasando.

   Me fui a casa, me tiré en la cama y lloré, no puedo decir porqué, sólo lo hice. Es como cuando estás lejos de casa y decides volver andando, empieza a llover y no llevas paraguas, al principio corres pero, al ver que no va a servir de nada, caminas y aunque te mojes prefieres hacerlo a quedarte bajo el portal de un edificio esperando que pare.

    Será difícil explicar que ese hombre me salvó la vida. Pero más complicado es entender que nosotros somos el ahora y el después en uno, que batimos alas que no podemos volver a cerrar, que perdemos cuando guardamos por miedo a que otros lo encuentren y que el dolor va de la mano del amor.

    Si he de amar será a escondidas de mi ser. Si he de ser será a escondidas del amor.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Conmigo.

    Me he encontrado contigo y ya no estás igual. 
He hablado contigo y no suenas de la misma manera.
Te he tocado y no, no eres tú.

   No puedo decir que eres la misma pero tampoco diferente. Son tus ojos al mirarme, tu forma de hablarme, tu vida conmigo y el nosotros perdido en  el tiempo. 

    No hay hombro sobre el que llorar cuando la tristeza no tiene expresión ni forma, cuando no hay cómo explicar algo que sucede y no deja de. 
    
    Porque me he quedado parado en un mar de dudas, con los pies en el aire y el corazón hundido en el agua. Porque voy a tumbarme de espaldas a la vida. Porque soy señal a lo perdido.

    Voy a sentarme a contemplar los días. Las noches son mías. Si he de ser, seré conmigo.
    
    

lunes, 1 de septiembre de 2014

Media sonrisa.

    Hoy parece diferente. Muestra media sonrisa que combina con el color de mis desayunos, con los 'buenos días' de mis amigos, con las pegatinas de los coches que me preceden en el atasco de camino a la universidad. Su media sonrisa le queda bien a todo, porque ella tiene esa 'sal', que le da sabor a esta sopa que llamamos vida. 
   Así, como sus gestos, son sus miradas. Hoy no se decide ni en el cómo ni el dónde, está en esos momentos de charla continua, con ojos inquietos y risas entre chistes que solo ella entiende. Para mí es cómo en una película, casi no escucho sus palabras, me dedico a seguir sus labios y le pongo música al momento en mi mente. Esos labios...
   Cuando llegas al punto de perderte en un momento, es cuando cada segundo es un deleite.


   Voy a pedir no encontrarme, quiero quedarme aquí, en lo idealmente concebido, esos robos a la realidad que dan nombre a mis esperanzas. Me quedo contigo.