miércoles, 25 de noviembre de 2015

Obra.

Probar a ser como se prueba el alba. Crepúscula expansión de la manera de amarte que, ante los rayos, ponen (quizás) en duda la tonalidad de tus cielos. Claro, de ceguera y tacto, el calor se hace cuerpo y me acecha, yo, siendo conocido malhechor, prendo mis prendas y me dejo prender, en desnudez aparente(mente) pura.

Elegir, como se elige el aire. Mausoleo de espiga y alarde (alambre), donde cupo el lamento del dolor de dolores y huyen los vicios malheridos por la cura ¡MÍRAME! Suspiro el delirio como consciente de mi locura, aunque es mentira, teatro de doble fila, finjo para tu atención que también es aire (oh...mi amor).

Tocar, como se toca la espera. Allá por lo leve de la sombra, nacen los murmullos, crece mi alma y la oigo romper (CRASH...CRASH). Se esconde al retiro (la propia sombra) y vierte las aguas en regadío secreto a tu belleza, que es solemne y viva, como vivo es el que mata y vivo es, el que muere.

Acontecer, como acontece el equilibrio sobre el lienzo. Duro escalofrío sin tiempo ni sensación, que esclarece a borbotones de mi espacio, siendo yo escafandra y el derredor reflejo. Digamos pues, que normalmente soy espejo y, contigo, soy obra. 

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