jueves, 12 de noviembre de 2015

Reo

Señor. Hoy, señor, te pido en súplica la redención. La absoluta redención y el perdón de la culpa por tolerar mi negativa al amor del amor.
He culpado al ser humano por ser humano, he discriminado la plaga total en el individuo noble y viejo, que lleva en su cuerpo la calumnia de ser presa del desastre (¡ESTE NATURAL!) de los hombres, que en desgracia caemos y en dolor levantamos.
Marchito ¡¿EN ESTE JARDÍN DE LOS MALDITOS?! Soy asesino de luciérnagas y padezco (compadezco) en la oscuridad plena, como pleno es el resquemor (sin lugar, principio ni fin).
¿Dónde van aquellos sin destino aparente, queda acaso el ser vacío e implícito el llorar? (Señor ¡déjame morir en paz!)
Veo despegar la alondra en vuelo tenue y tenaz, allí a su caza furtiva y silenciosa y deseo ser pluma y viento, alegre y eterno. Y ¿por qué no? ¿Y…?
Es menester que dejen mis heridas brotar, soy mártir de libre elección.
¡REO HACIA LA MUERTE!

(((Por las noches, y es apego, surge de lo oscuro OSCURIDAD.
En las noches, siendo ciego, veo un viento que me escucha palpitar.
¡AY! Las noches, hora de deseos y perpetuidad.
Allí en las noche, aleja la vida el sueño y...a soñar.
Noche, tú ¿podrá ser que sea tangible el tocar cuando el tocar(te) no es humano?)))


Él es joven, de literatura, vive en sueños y se deja soñar. Abraza la realidad con un puño y la aprieta...¡LA APRIETA! Ella llora sin ningún malestar. Se sabe viva porque él vive, y conviven, fluyendo y amando (amando odiar). Creen sinceramente pues la sinceridad les hace de la verdad el vértigo para no mirar, en ese fondo, perpetuo, donde no se puede (casi) respirar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario